viernes, 22 de febrero de 2013

Es bueno ser importante, pero... (2da. parte)



      Hay casos de gente importante que se han venido abajo por no haber sabido soportar una tentación.  Recordemos que tentar y probar tienen el mismo sentido y que la tentación puede ser buena o mala dependiendo de nuestra decisión. 
    Siempre se habla de tentación cuando sentimos la presión de nuestros malos instintos o cuando nos vemos arrastrados al mal por las circunstancias, y caemos como tontos.  Pero la tentación tiene otra cara, que es la buena, y es cuando la tomamos como una excelente oportunidad para demostrarle a Dios nuestra gran fidelidad, no cayendo en ella,  y que a pesar de cualquier circunstancia hemos sabido salir airosos.
     Nuestro Señor Jesús no tenía nuestros malos instintos, pero el Espíritu Santo lo indujo a probarse a sí mismo en el desierto, y es ahí donde sintió más fuerte la sugerencia del espíritu malo para que se desviara de su misión. No obstante pudo demostrarle a Dios su grande y eterna lealtad. Leer en la Biblia: Lucas 4. 1-13. Tentación de Jesús en el desierto).
     Se podría pensar que a Jesús no le podían afectar las tentaciones por contar siempre con las protecciones de Dios, las cuales nosotros los seres humanos también contamos como hijos de Dios que somos, lo único que tenemos que hacer es cumplir su voluntad siguiendo el ejemplo de Jesús, nuestro gran maestro, el hombre más grandioso que ha pasado por este mundo. Leyendo la Biblia se puede aprender mucho de su maravillosa y virtuosa vida.
     Las personas, aunque sean muy importantes, ricas o pobres son proclives a caer en tentaciones. Los que reciben más tentaciones son los pobres por tener más necesidades, en cambio los ricos manejan las suyas a su gusto, no siendo esto óbice para que no caigan en grave pecado. 
     Por su parte, los que se siente muy importantes reciben frecuentemente tantos halagos que llegan a satisfacer, algo o mucho, su orgullo o su vanidad, lo cual los puede hacer caer en diversas tentaciones, sobre todo cuando son personas  que han logrado tener un grande o relativo éxito y hasta se han convertido en millonarios,  pero que con el tiempo van perdiendo todo lo que han ganado, inclusive su importancia por no saber, precisamente, controlar sus tentaciones. 
     Una buena fórmula para llegar a ser importante y mantener ese estatus es conservarse siempre con mucha humildad  y con mucho amor al prójimo.
    En el próximo espacio de este capítulo les enviaré catorce diferente formas de llegar a ser muy importante tanto para Dios, Nuestro Señor, como para la humanidad. Quizá ya algunos las conocen, pero probablemente por sus múltiples ocupaciones casi no las recuerdan, lo mejor en todo caso es no hacerlas con mucho ruido porque podríamos parecernos a una carreta vacía, por lo tanto pidámosle al Señor que siempre nos de: ¡Un corazón grande y fuerte para amar a todos, para servir a todos y para sufrir por todos! 
     Dios los bendiga..  Amén.

     No nos empeñemos en ser conocidos sino en ser alguien que vale la pena conocer.
     
             
      
 
    
     

         
     

No hay comentarios:

Publicar un comentario